Imagina que tienes una casa que has pagado toda tu vida, y ahora, ya jubilado, puedes usar ese esfuerzo como una fuente de ingresos sin tener que venderla ni mudarte. Eso es una hipoteca inversa. Es un tipo de préstamo pensado para personas mayores de 65 años, o que tienen alguna discapacidad o dependencia, donde el banco te da dinero usando tu casa como garantía. Lo interesante es que no tienes que devolver ese dinero mientras vivas allí; la deuda se paga más adelante, cuando fallezcas o si decides vender la vivienda.
Este tipo de hipoteca está diseñada para personas que quieren mejorar su calidad de vida en la jubilación sin desprenderse de su hogar. Por ejemplo, una abuela que necesita un ingreso extra para disfrutar más de sus años dorados, pagar cuidados médicos, o simplemente sentirse más tranquila económicamente, puede usar la hipoteca inversa. Lo genial es que puede seguir viviendo en su casa, e incluso alquilarla en algunos casos, mientras recibe el dinero. La forma en la que recibe ese dinero es flexible: puede ser un pago único grande, pagos mensuales, o una mezcla de ambos.
No todo el mundo puede solicitarla. Primero, necesitas ser propietario de la casa, y si ya tiene una hipoteca, esta debe ser cancelada antes (a menudo el banco lo cubre como parte del acuerdo). Además, la vivienda debe estar tasada y asegurada, ya que su valor es lo que determina cuánto dinero te puede prestar el banco. Otro requisito es tener al menos 65 años, o estar en situación de dependencia o discapacidad reconocida. Si cumples con todo eso, el banco también está obligado a darte un asesoramiento detallado y explicarte bien todos los pros y contras antes de que firmes nada.
Aunque suena genial, hay cosas que debes tener en cuenta antes de lanzarte. Primero, la deuda crece con el tiempo porque los intereses se acumulan. Esto significa que, cuando llegue el momento de pagar (cuando el titular fallezca), los herederos tendrán que decidir si quieren quedarse con la casa y pagar la deuda, vender la vivienda para cubrirla, o simplemente dejar que el banco la subaste. Además, si el titular vive mucho tiempo, el dinero puede agotarse en ciertas modalidades de la hipoteca, y los ingresos extras dejarán de llegar. Por último, aunque no es algo común, si decides vender o alquilar la casa sin avisar al banco, podrían terminar el contrato antes de tiempo y pedir el pago de la deuda.